Son muchos los que confunden la resolución de un problema matemático con los milagros y, ante un enunciado desafiante, obran de manera contemplativa, a la espera de la revelación súbita, del fulgor de la inspiración que ilumine su mente!!!!
A nuestro juicio, no hay nada más vano ni más alejado de la realidad que ese comportamiento. Ante un problema cuya solución desconocemos, no cabe más postura que la del enfrentamiento, que la lucha. Es una pelea contra lo intangible que no se refleja en contorsiones ni forcejeos, pero no es menos violenta. Resolver problemas requiere la paciencia del escalador, que busca en la roca, de apariencia inexpugnable, las pequeñas grietas y los escasos salientes donde apoyar pies y manos. Su ascensión es una serie de fallos y nuevos intentos: mira y observa, de un lado una grieta por la que parece fácil subir, de otro lado unos pequeños salientes que ofrecen más dificultades. Elige la grieta. Más tarde, comprueba que esa vía no tiene salida: se llega a un punto en el que no se puede continuar. Retrocede y prueba a subir por los salientes. Así una y otra vez. Cuanto mayor es su conocimiento de la montaña, más fácil le resulta anticipar las vías que no tienen continuación. Con el tiempo, su experiencia será tal que, de un vistazo, tendrá dibujado en la imaginación el camino a seguir. En esa capacidad de hallar soluciones lo más extraordinario es el tesón y la constancia, a veces la cabezonería, que precisó para su aprendizaje.
Del libro "Dados, monedas y urnas, Introducción al cálculo de probabilidades" , de Víctor Hernández Morales y Ricardo Vélez Ibarrola. UNED, 1992.
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COMPRUEBA TUS HABILIDADES!!!!
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